
Ansiamos perder lo que nunca ganamos
deseando un quizá de posibles engaños,
un grito que todo lo sane,
que por incierto, nos brinde ilusión.
Un resurgir de recuerdos afligidos,
relegados, degradados.
La maquinal intención de no ver,
sin querer, el pasado iterativo
que nos devora el devenir
incierto.
Si del ímpetu dependiese, moveríamos el suelo
con las lágrimas derramadas,
erigiendo huecos que nos ahogarían
en ideales ultimados por terceros.
Nos extasiamos de creencias banales
que desgarran nuestra mísera esperanza;
una veracidad que nos extingue:
el débil fuego en un tornado.
En un cuarto que no alude a su nombre,
quizás petrificados, quizás sin un por qué,
la constante del error
vuelve a renacer.
deseando un quizá de posibles engaños,
un grito que todo lo sane,
que por incierto, nos brinde ilusión.
Un resurgir de recuerdos afligidos,
relegados, degradados.
La maquinal intención de no ver,
sin querer, el pasado iterativo
que nos devora el devenir
incierto.
Si del ímpetu dependiese, moveríamos el suelo
con las lágrimas derramadas,
erigiendo huecos que nos ahogarían
en ideales ultimados por terceros.
Nos extasiamos de creencias banales
que desgarran nuestra mísera esperanza;
una veracidad que nos extingue:
el débil fuego en un tornado.
En un cuarto que no alude a su nombre,
quizás petrificados, quizás sin un por qué,
la constante del error
vuelve a renacer.
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