Canto desde el alma
y no es suspiro,
un destello de verdad
que se hace añicos
y por más que susurre
alza oídos.
Es la triste moraleja
de una vida
sin pasión, de aburrimientos
y de hastíos,
que sin sombra y sin tiempo,
poco a poco,
va quedando en el olvido.
La pobreza de una idea
la inseguridad a cuestas
recargando la visión de quien se queja.
Tolerando las injurias de un mezquino,
charlatán, poco hombre; resentido.
Que sin miedo y sin pudor
pone en riesgo la comida de sus hijos.
Un faquín en el bolsillo
afilado, mente fría.
El morral con dinamita
que marcará su destino
Era invierno, lo recuerdo
un instante eterno de silencio;
llegó tarde, como siempre
-por el frío-
Y antes de recibir el sermón
de ese mal parido
desenvainó el faquín
enrojecido,
lo exhibió como a un Picasso,
desatando en aquella habitación
la triste melodía de los gritos,
que todavía aún no sé el causante,
si su cara o el cuchillo.
y no es suspiro,
un destello de verdad
que se hace añicos
y por más que susurre
alza oídos.
Es la triste moraleja
de una vida
sin pasión, de aburrimientos
y de hastíos,
que sin sombra y sin tiempo,
poco a poco,
va quedando en el olvido.
La pobreza de una idea
la inseguridad a cuestas
recargando la visión de quien se queja.
Tolerando las injurias de un mezquino,
charlatán, poco hombre; resentido.
Que sin miedo y sin pudor
pone en riesgo la comida de sus hijos.
Un faquín en el bolsillo
afilado, mente fría.
El morral con dinamita
que marcará su destino
Era invierno, lo recuerdo
un instante eterno de silencio;
llegó tarde, como siempre
-por el frío-
Y antes de recibir el sermón
de ese mal parido
desenvainó el faquín
enrojecido,
lo exhibió como a un Picasso,
desatando en aquella habitación
la triste melodía de los gritos,
que todavía aún no sé el causante,
si su cara o el cuchillo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarsubi esta
ResponderEliminarSoy inmundo, soy horrible, un deshecho de la vida. Mi condena es detestable como ciego en la colina. No disfruto de la vida, el espejo es agonia. Una imagen que refleja lo espantoso de esta geta. En las fotos yo no salgo pues mi cara es un espanto. Cuasimodo era modelo de etiqueta al lado mio; bello rostro poseia comparado el mio. Ni bufon ni marioneta, ni odiado como yeta La gente solo me nombra por mi cara de galleta. Ni siquiera flaco feo pues la panza me acompleja, si me miro en el espejo la mitad se queda afuera. Hice dietas y deporte para mejorar mi compostura. Nada me dio resultado, de mi vida, un fracaso. Ni intelecto y simpatia fui dotado, con problemas de tamaño. Una vez me fui de putas y luego de varios rechazos, una vieja media ciega con olor a zapato, pelo sucio y labios despintados accedio a pasar conmigo para luego burlarse de mi pito chiquito. Para colmo soy judio y mi padre es africano. Negro mota es el cabello que me recubre todo el cuerpo. Y sì faltaban motivos para discriminarme por mi pansa, mi religion y mi geta, solo una cosa faltaba: se me patina la z.
Por eso ya no salgo y en la cama solo quedo, pues el mundo me condena por mi condicion de feo.